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La no neutralidad de la red: ¿el apocalipsis o una oportunidad para el sector?

Autor: Ramón Jesús Millán Tejedor

Publicado en BIT nº 208, COIT & AEIT, 2018

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Net NeutralityEl pasado 13 de diciembre de 2017, la FCC (Federal Communications Commission) de Estados Unidos derogó la Ley que garantizaba la neutralidad de Internet. Si tenemos en cuenta que al final las OTT (Over-The-Top) tienen un alcance global y que la mayoría de los grandes beneficiados por esa Ley, eran precisamente empresas americanas como Amazon, Apple, Facebook, Google, Netflix, Microsoft, etc., no sería extraño esperar movimientos similares en otros países del mundo.

Poco después de la polémica y criticada decisión, la Comisión Europea aseguró que seguiría protegiendo la neutralidad de la red (net neutrality), garantizando que todo el tráfico fuera tratado de manera igualitaria. En mi opinión es paradójico, que la Comisión Europea esté tan preocupada por no “bloquear o discriminar el contenido, las aplicaciones o los servicios”, cuando este libertinaje, está generando un gran daño económico a una industria estratégica europea, la de las telecomunicaciones.

Europa tiene importantísimas operadoras de telecomunicaciones (Deutsche Telecom, Orange, Telefónica, Telia-Sonera, Vodafone, etc.), con operaciones en varios países de la UE, pero también en países de otros Continentes. Esta industria, debido a su pesada deuda y a su constante reducción de beneficios y flujo de caja, fruto de una regulación anticuada y asimétrica, generan cada vez contratos y empleos más precarios entre sus suministradores, lo cual también repercute en la calidad de sus productos, sus operaciones y su capacidad de innovación. Fruto de esta presión, muchos de los suministradores tradicionales de infraestructuras de telecomunicaciones (Alcatel, Lucent, Nortel, Marconi, Siemens, etc.) han ido desapareciendo dada la imposibilidad de competir con los gigantes asiáticos, propiciando una preocupante concentración del sector.

Al final los grandes perjudicados son el crecimiento económico, la competitividad, el empleo y los usuarios. La construcción de redes de telecomunicaciones punteras, exige que todo el ecosistema sea partícipe del esfuerzo inversor. Una regulación que fomente la inversión privada y la competencia es, al final, lo que realmente genera riqueza. Un claro ejemplo ha sido la fibra óptica en España, sin lugar a dudas, el mercado de referencia en Europa. España es el tercer país más importante del mundo en despliegue de fibra óptica.

Así que, como ingeniero de telecomunicación, espero que la Comisión Europea se preocupe menos de si las OTT van a ir un poquito más lentas o van a tener algo más de retardo y, aborde de una manera inteligente, los retos que tiene el sector para su sostenibilidad a largo plazo. La no neutralidad de la red no tiene porqué perjudicar a la ciencia o a la educación, el objetivo puede ser reducir un poquito, los voluminosos beneficios de empresas extranjeras que pagan actualmente unos impuestos ridículos y generan un empleo ínfimo en Europa, para sufragar mediante acuerdos comerciales con las operadoras, una parte del coste que supone tener infraestructuras de telecomunicaciones de primer nivel.


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